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Psoriasis: Síntomas y Tratamientos para Controlar esta Enfermedad Cutánea

Tabla de contenido

¿Qué es la psoriasis y por qué aparece?

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que acelera el ciclo de vida de las células cutáneas. Esto provoca una acumulación rápida de células en la superficie de la piel, generando escamas, enrojecimiento y picor. Aunque no es contagiosa, puede ser molesta y afectar la calidad de vida de quienes la padecen.

Tipos de psoriasis:

  • Psoriasis en placas: Es la forma más común y se manifiesta con escamas blancas sobre áreas rojizas, comúnmente en codos, rodillas y cuero cabelludo.
  • Psoriasis guttata: Aparece en forma de pequeñas gotas rojas, especialmente después de infecciones como faringitis.
  • Psoriasis inversa: Afecta pliegues de la piel como axilas, ingles y debajo de los senos.
  • Psoriasis pustulosa: Se caracteriza por la aparición de pústulas blancas en zonas inflamadas.
  • Psoriasis eritrodérmica: Es menos frecuente, pero grave, causando enrojecimiento generalizado y descamación intensa.

Síntomas comunes de la psoriasis

Síntomas comunes de la psoriasis

La psoriasis presenta síntomas que afectan principalmente la piel, aunque también puede manifestarse de otras maneras.

La psoriasis se caracteriza por áreas inflamadas cubiertas de escamas plateadas o blancas. Estas lesiones suelen aparecer en codos, rodillas, cuero cabelludo y otras zonas, causando picor, ardor e incluso dolor si son profundas. Además, las manifestaciones cutáneas tienden a empeorar en invierno debido a la sequedad ambiental, lo que intensifica la incomodidad.

En algunos casos, la psoriasis no se limita a la piel y puede provocar dolor articular, una condición conocida como artritis psoriásica, que afecta la movilidad y las articulaciones. Las uñas también pueden verse comprometidas, mostrando engrosamiento, deformidad o pequeñas hendiduras. Estos síntomas adicionales pueden interferir significativamente en la calidad de vida del paciente y en sus actividades diarias.

Causas y factores desencadenantes de la psoriasis

La psoriasis es una enfermedad compleja en la que influyen tanto factores internos como externos.

La predisposición genética es uno de los factores principales en el desarrollo de la psoriasis. Si un miembro de la familia padece esta enfermedad, el riesgo de heredarla aumenta debido a alteraciones en el sistema inmunológico relacionadas con factores hereditarios.

Diversos factores externos pueden desencadenar o empeorar los brotes de psoriasis. Entre ellos, destacan el estrés, infecciones bacterianas o víricas, y los cambios hormonales. El clima frío y seco también agrava los síntomas debido a la sequedad de la piel. Por otro lado, hábitos poco saludables como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y una mala alimentación pueden intensificar la enfermedad y dificultar su manejo.

Diagnóstico de la psoriasis: cómo identificarla

El diagnóstico de la psoriasis comienza con una evaluación médica realizada por un dermatólogo.

El especialista examina las lesiones cutáneas para determinar sus características, como el grosor, la descamación y las áreas afectadas. En casos donde el diagnóstico no es claro, se puede realizar una biopsia de piel, que consiste en analizar una pequeña muestra para descartar otras afecciones similares.

Es importante diferenciar la psoriasis de condiciones como el eczema o la dermatitis atópica, ya que pueden presentar síntomas similares. La psoriasis, sin embargo, se distingue por la presencia de escamas más gruesas, persistentes y por su aparición en áreas específicas como los codos, rodillas, cuero cabelludo y espalda baja.

Tratamientos disponibles para la psoriasis

Tratamientos disponibles para la psoriasis
  • Tratamientos tópicos: cremas con corticoides, vitamina D y ácido salicílico
    Los tratamientos más comunes incluyen cremas y ungüentos que reducen la inflamación y la descamación. Los corticoides tópicos controlan los brotes, mientras que la vitamina D y el ácido salicílico ayudan a regenerar la piel y eliminar las escamas.
  • Terapias sistémicas y biológicas: medicamentos orales e inyecciones
    En casos más severos, se utilizan medicamentos sistémicos como metotrexato o ciclosporina, que actúan sobre el sistema inmunológico. Los tratamientos biológicos son más avanzados y se administran mediante inyecciones para controlar la respuesta inflamatoria.
  • Fototerapia: cómo funciona y sus beneficios
    La fototerapia utiliza rayos UVB controlados para ralentizar el crecimiento de las células de la piel y reducir las placas. Este tratamiento es efectivo y seguro bajo supervisión médica, especialmente en combinación con terapias tópicas.

Remedios naturales y cuidados complementarios

Los remedios naturales y los cuidados específicos pueden ayudar a calmar los síntomas de la psoriasis y mejorar el bienestar de la piel.

  • Aloe vera, avena y otros ingredientes calmantes
    El aloe vera y los baños con avena son conocidos por sus propiedades calmantes y antiinflamatorias. Estos ingredientes naturales alivian el picor y la irritación, además de mantener la piel hidratada y reducir la inflamación. Aplicar geles de aloe vera puro o realizar baños relajantes con avena puede proporcionar un alivio notable.
  • Importancia de la hidratación y productos específicos para piel sensible
    La hidratación diaria es fundamental para evitar la sequedad extrema y la formación de grietas en la piel afectada. Utiliza cremas específicas para pieles sensibles, preferiblemente sin fragancias, parabenos ni otros agentes irritantes. Estas fórmulas ayudan a fortalecer la barrera cutánea, mejorando la textura y el confort de la piel.

Mitos y realidades sobre la psoriasis

¿Es contagiosa la psoriasis?

No, la psoriasis no es contagiosa. Es una enfermedad autoinmune y genética que no se transmite por contacto físico. Es importante desmentir este mito para evitar estigmas sociales.

¿Se puede curar la psoriasis por completo?

Actualmente, la psoriasis no tiene cura, pero puede controlarse eficazmente con tratamientos y cuidados adecuados. Una rutina constante y supervisión médica son clave para mantener los síntomas bajo control.

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